12 octubre 2010

Unas reflexiones a la hora de podar un olivar...(parte 1)

foto: liliana perini

Objetivos: las plantas de olivo se podan para adaptarlas a nuestras exigencias productivas y operativas.
Sin duda lograr una buena producción de fruta, minimizando las variaciones anuales de cosecha a cosecha, favoreciendo un correcto desarrollo de la planta, manteniendo un equilibrado y saludable balance, son los posibles objetivos del olivicultor.


Los principales obstáculos para lograr estos objetivos son:


- La complejidad estructural de la planta de olivo:  siendo el olivo una fascinante combinación entre un frutal y un siempre verde, presenta altísima variabilidad genética en su formación vegetativa (plantas a desarrollo vigoroso o de bajo vigor), asimismo dentro la misma variedad tenemos factores de alta competitividad entre ramas principales y secundarias, en permanente busca de luz y aire, esta competitividad se manifiesta hasta el ápice de cada fronda productiva.


- La mano de obra:  contrariamente de otros frutales, el operador necesita podar como mínimo 100-150 plantas para empezar a “saber ver la planta“. No es un corte por si mismo, es un corte para la planta que será. Me gusta pensar que en la poda el operador prueba a hacer menos errores posibles, en lugar de sentirnos seguros que estamos haciendo bien las cosas. Esto porque en definitiva resta valido el principio natural que el olivo puede vivir tranquilamente sin poda. Entonces el operador tiene que entender esta tendencia natural de la planta y usarla para lograr sus objetivos. Estimular la brandillas productivas, controlar y reducir el desarrollo vegetativo vigoroso.

- Falta de programación de los operadores:  muchas veces se poda ocasionalmente y en forma aislada de otras tareas de campo. Muchas veces se poda sin saber porque. La poda sola no resuelve todos los problemas del olivar. Sin una estrategia de producción integrada y equilibrada de fertilización, defensa sanitaria y poda, las acciones serán siempre casuales y los resultados positivos muy poco reproducibles en futuro.


Estas tres grandes áreas implican una atenta observación del olivar en su conjunto y de las plantas en sus particularidades. Además es necesaria una atenta análisis de las condiciones pedo-climáticas del campo que van a acentuar determinadas tendencias de crecimiento o condiciones de enfermedad y plagas. En el olivar los resultados positivos o negativos nunca son determinados por una sola variable. Siempre hay que ver de forma global el olivar como Organismo vivo y dinámico.


- El equilibrio de la planta:  en el olivo hay que entender un concepto de base necesario para relacionar a cada etapa vegetativa de la planta, la podas correspondiente. Esta correlación debe ser coherente en el respecto de las tendencias naturales de cada planta podada Esto concepto se puede llamar equilibrio dinámico entre la fuerza del aparato radical, la madera estructural y la superficie foliar de la planta.


- En fin la disponibilidad a aprender:  porque solo superando nuestra resistencia a aprender e innovar permanentemente, aprendiendo desde el trabajo de campo, valorando la experiencia madurada en el propio olivar y la capacidad de observación que logramos tendremos los elementos necesarios para bien integrar las teorías agronómicas y las técnicas operativas.